Día Mundial de la Nutrición
Hoy, 26 de mayo, se celebra en todo el mundo el Día de la Nutrición con el objetivo de concientizar a la población y promover una vida saludable a través de la incorporación de correctos hábitos en la cultura alimenticia de cada región.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la nutrición como la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo. Es decir que una dieta suficiente y equilibrada en combinación con ejercicio físico regular es la clave de nuestra nutrición y salud. Por el contrario, una mala o deficiente nutrición puede reducir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental y reducir nuestra sensación de bienestar general.
Los seres humanos tenemos una alimentación omnívora, esto es, contamos con la capacidad de consumir la mayor parte de los alimentos que encontramos en la naturaleza, sin embargo, muchos individuos eligen algún tipo de alimentación en particular (por ejemplo, vegetariana o vegana) teniendo que poner especial énfasis en los cuidados que deben tener para evitar errores que podrían poner en riesgo su salud. Una alimentación insuficiente en cuánto a ciertos nutrientes estaría privando al organismo de recibir, transformar y utilizar las sustancias químicas contenidas en ciertos alimentos. Es por esto que comer no es sinónimo de alimentarse y consumir alimentos no es sinónimo de nutrirse bien.
La composición exacta de una alimentación saludable, equilibrada y variada depende de las necesidades de cada persona (por ejemplo, de su edad, sexo, hábitos de vida, ejercicio físico), el contexto cultural, los alimentos disponibles localmente y los hábitos alimentarios. Uno de los desafíos para comer de forma adecuada y nutritiva en estos días es lidiar con el ritmo acelerado en el que se desarrollan las actividades en nuestra sociedad, el stress y la ansiedad como síntomas de época que no colaboran en la concientización de los hábitos más cotidianos.
La evidencia científica demuestra que el sedentarismo tiene un impacto negativo en la salud y contribuye en forma determinante en las enfermedades crónicas no transmisibles. Se consumen más alimentos hipercalóricos, más grasas saturadas, más grasas de tipo trans, más azúcares libres y más sal o sodio; además hay muchas personas que no comen suficientes frutas, verduras y fibra cereales integrales. Por eso es tan importante optar por una comida saludable, preparada con mayores cuidados y que conserve los nutrientes.
En el marco de prevención y tratamiento de sobrepeso y obesidad, expertos y entidades nacionales –entre ellos la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas (AADYND), la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN)-, han puesto énfasis en fomentar una alimentación saludable y dentro de la misma, aquellos alimentos que poseen alta densidad nutricional. La clave para una alimentación saludable estaría en no seleccionar los alimentos según las calorías que aportan sino por su calidad de nutrientes: aprender a elegir alimentos ricos en nutrientes (vitaminas, minerales y proteínas) y preferentemente bajos en calorías.
Lo saludable del cacao
La nutrición y el metabolismo están muy unidos. Una vez que los alimentos son ingeridos, es el metabolismo el que se encarga de transformar estos nutrientes a través de procesos correspondientes a la nutrición (absorción y digestión) en energía. En general, acostumbramos a consumir chocolates repletos de azúcar (sacarosa) u otros ingredientes poco saludables que eliminan lo saludable del cacao.
La importancia de los ácidos grasos Omega-3
El cuerpo humano necesita la ingestión de ácidos grasos poliinsaturados esenciales para el crecimiento y desarrollo normal y en especial para el óptimo funcionamiento del cerebro y corazón. Los ácidos grasos poliinsaturados esenciales son los Omega-3, se denominan esenciales porque no pueden ser sintetizados por el cuerpo humano, por lo tanto su única fuente de adquisición es la dieta. Por ejemplo, el aceite presente en las semillas de chía posee un elevado porcentaje de ácido graso Omega-3 “vegetal”.
Por otra parte, el DHA (ácido docosahexaenoico) es esencial para el desarrollo del sistema nervisio y juega un papel importante en la formación y sostenimiento de las células cerebrales. Los estudios demuestran que el cerebro trabaja enviando señales eléctricas y químicas entre las neuronas a través de sus membranas, así que los niños necesitan consumir suficiente DHA para mantener las membranas sanas y así sus cerebros funcione correctamente. El EPA (ácido eicosapentanoico) también presente en el Omega-3 es beneficioso ya que funciona como un agente antiinflamatorio para nuestro cuerpo. En conjunto, ambos ácidos grasos ayudan a disminuir el colesterol LDL y los triglicéridos. Por este motivo protegen nuestro corazón y benefician la salud cardiovascular. Los pescados grasos, el atún y el salmón, contienen estos dos tipos de Omega-3: DHA y EPA.
La asociación entre Omega-3 y salud cardiovascular es significativa, por lo que es recomendable la incorporación del mismo, ya sea a través de la alimentación o los suplementos nutricionales que los contengan, desde edades tempranas, en el contexto de una dieta equilibrada y acorde a las necesidades de cada individuo.
Fuente: Diario Clarín, Viernes 26.05.2017, Página 81